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Misterio e intriga de principio a fin... curiosidades, hechos bizarros e increibles, lo "paranormal": todo lo diferente a la cotidianeidad tiene lugar en esta bitacora de fenomenos e interrogantes de dificil respuesta... porque ¡aún no hemos perdido la capacidad de asombro!

lunes, enero 26, 2004

Comunidades utópicas en América... varios casos. Experimentos sociales, también. Pero en plena conquista, en la Patagonia y bajo la Corona Española ¡insólito! Floridablanca es redescubierta.

"...HISTORIA Y ARQUEOLOGIA: FLORIDABLANCA, A 10 KILOMETROS DE PUERTO SAN JULIAN

Revelan los secretos de una ciudad olvidada de la Patagonia

Un grupo de arqueólgos reconstruyó la historia de una colonia fundada en Santa Cruz en 1780, por orden del rey Carlos III, y que apenas duró cuatro años. La definen como un experimento social único.

Valeria Román.
vroman@clarin.com

En la Patagonia argentina, alguna vez existió una sociedad casi utópica, donde primaba la igualdad entre las familias: tuvieron las mismas condiciones para desarrollarse en un lugar desértico. Sobrevivieron y hasta pudieron llevarse bien con los indígenas. Pero esta interesante experiencia se truncó a poco de comenzar, hace 220 años.

Ahora, arqueólogas del Conicet y de la Universidad de Buenos Aires revelaron los secretos de esa sociedad que existió entre 1780 y 1784. Se trató de la colonia española de Floridablanca, cuyas ruinas están a 10 kilómetros de la ciudad de Puerto San Julián, en Santa Cruz. Fue creada por el rey Carlos III, quien siguió las ideas reformistas de la Ilustración Española.

Las arqueólogas —con apoyo financiero del programa IM-40 de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, la UBA y la Junta de Castilla y León de España— sacaron a la luz evidencias de que la colonia fue un "experimento social único de la región patagónica". Que su población consiguió sobreponerse y tendió lazos de solidaridad con los tehuelches, a quienes nunca intentaron evangelizar.

El sitio con las ruinas está declarado "lugar histórico nacional", aunque no había sido objeto de investigaciones hasta 1998, cuando el equipo liderado por Ximena Senatore se puso a excavarlo. "Conocíamos la historia oficial de la colonia a través de los documentos que se guardan en los archivos generales de Buenos Aires y de Sevilla —dijo Senatore a Clarín—. Pero había más historias para ser contadas".

Se creía que la colonia formaba parte de un proyecto defensivo para ocupar la Patagonia. "Sin embargo, los resultados muestran que se trató de un proyecto social, por el cual se fomentó la igualdad entre familias, el respeto por el otro y la agricultura como fuente de riqueza".

Todo empezó por una invitación del rey Carlos III en 1778, que mandó a colocar carteles que convocaban a embarcarse para poblar la Patagonia. Las familias interesadas debían firmar un contrato por el cual aceptaban habitar en la colonia que ocupó una superficie de 10 hectáreas. A cambio, recibían una casa, alimentos, una parcela de tierra, una yunta de mulas, cuidados de salud, semillas y herramientas. Hasta les daban un arado diseñado para la meseta semiárida.

La invitación del rey prendió. Alrededor de 1.900 personas que eran de las regiones de Castilla y León, Asturias y Galicia, firmaron el contrato y llegaron al Río de la Plata. Pero sólo 24 familias (formadas por 74 hombres, mujeres y chicos) fueron trasladadas hacia la colonia en la fragata San Carmen, en 1780. Después de que desembarcaron, se les hundió la fragata a escasos metros de la costa y se perdieron gran parte de los víveres y los animales que llevaban. No fue el único mal momento que enfrentaron.

Mientras se iban levantando sus casas de adobe, las familias convivieron dentro del fuerte con los funcionarios, los carpinteros, los albañiles, la tropa que nunca tuvo que combatir y un grupo de 30 presidiarios que prefirieron pasar su condena en la Patagonia, trabajando en la edificación de la colonia. En total, eran unas 150 personas.

Durante el primer año, el escorbuto, un mal producido por la falta de vitamina C, provocó la muerte del 20% de la población. Y las prácticas agrícolas casi no rindieron. Al año siguiente, mientras los tehuelches les regalaban guanacos y hasta les permitían ser testigos de sus rituales, la colonia empezó a progresar económicamente. Incluso, construyeron más edificaciones —halladas por las investigadoras— que nunca fueron "declaradas" en los mapas oficiales.

En 1781, Carlos III recibió informes de que todo iba mal en Floridablanca. Y al virrey Vértiz tampoco le cerraban bien los números como para seguir manteniendo los gastos de funcionarios en la colonia.

Las noticias de la recuperación no llegaron a España y por eso el rey ordenó trasladar a los colonos a Carmen de Patagones y a Minas (Uruguay) y mandó quemar la infraestructura para que ninguna otra potencia la ocupase. Esto ocurrió en enero de 1784. Unos meses después, Carlos III reconsideró la orden, pidió otras opiniones y más datos, pero ya era demasiado tarde: Floridablanca era cenizas.


Infografía sobre ubicación y los descubrimientos en el sitio arqueológico


Pistas de la vida cotidiana

Los edificios que formaban parte de la colonia Floridablanca hoy están enterrados por el paso del tiempo, pero se conservan en excelente estado, según las arqueólogas que los estudiaron, Silvana Buscaglia, Marcia Bianchi, María Marschoff y Paula Palombo, que contaron con apoyo de la Municipalidad de Puerto San Julián.

Tras las excavaciones, se encontró que los habitantes de la colonia sembraban trigo y cebada con semillas repartidas en cantidades iguales a cada familia. También tenían sus huertas en las que experimentaron con diversas hortalizas. "La berza fue la que dio mejores resultados", afirman.

También, los labradores tenían unas pocas vacas de propiedad del rey. Se repartieron cerdos y aves de corral. Con los fragmentos de telas recuperadas se deduce que usaban gorros, medias, pantalones, zapatos, calzoncillos, prendas de uso militar y telas, que se vendían en un almacén dentro de la colonia.


Esquinas

Horacio Convertini.
hconvertini@clarin.com

Lejísimos, brazos robóticos, sensores infrarrojos y cámaras en 3D escudriñan la superficie de Marte tratando de averiguar lo que es y lo que alguna vez fue. Más acá, en la Argentina, con instrumentos elementales de tan sencillos (palas, escobillas), otros investigadores rastrean los pasos perdidos de nuestra historia. Parecen imágenes casi opuestas. Pero no. Son dos caras, si se quiere complementarias, de la formidable pasión por el saber. De la ampliación epopéyica del conocimiento. Marte y Floridablanca. Dos esquinas de la misma búsqueda.


HISTORIA Y ARQUEOLOGIA: EL ESTILO Y LA POLITICA DE CARLOS III

El rey que apostaba a la reforma "desde arriba"

Carlos III fue el más importante ejemplo del despotismo ilustrado en España, adonde reinó entre 1759 y 1788, desarrollando una poderosa acción de reformas económicas, políticas y sociales a través de intelectuales y políticos de gran talla como el conde de Floridablanca, cuyo nombre llevó la colonia patagónica. El monarca creía en la política de "reformar desde el poder", principal credo del absolutismo ilustrado, gracias a la colaboración de grandes administradores y hombres de valía intelectual como Esquilache, Pedro Rodriguez Campomanes, el conde de Aranda y del brillante Gaspar Melchor de Jovellanos.

Carlos III nació en Madrid el 20 de enero de 1716, hijo del rey español Felipe V y de Isabel de Farnesio. Fue rey de las Dos Sicilias (que unía los reinos de Nápoles y de Sicilia). Ejerció una acción reformadora que brindó grandes beneficios a la ciudad de Nápoles. Otro tanto hizo con Madrid cuando reinó en España. Todavía en la actualidad se exalta a Carlos III como "el mejor alcalde que tuvo Madrid".

Consciente del valor de la política para lograr sus anheladas reformas, se mantenía bien informado, y a la eficacia de su trabajo se sumaba la sencillez de su carácter y la austeridad de sus costumbres para aumentar su fama reformista.

Sus iniciativas —en las que el conde de Floridablanca fue clave— resultaron casi siempre polémicas, como la expulsión de los jesuitas en febrero de 1767 (acusados de instigar motines y acumular riquezas). Fueron muy importantes las medidas del monarca para extender la educación a gran parte de la sociedad, la promoción de la Real Academia Española, la renovación fiscal y la modernización de la agricultura, la industria y el comercio.

Para defender la Patagonia de las ambiciones británicas y abrir allí tierras cultivables al campesinado español, Carlos III elaboró un plan, organizado por Floridablanca, que proyectaba una serie de asentamientos. Así se crearon las colonias de Floridablanca, Carmen de Patagones y el fuerte San José, en la Península de Valdés. Al mismo tiempo, el despotismo ilustrado intentaba solucionar las diferencias de clases en el campo español promoviendo ideas más igualitarias en las colonias americanas.

Tomado de: Clarín.com
 
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