Un remate lunático...
"...SOCIEDAD
Rematan en Internet los únicos fragmentos de la Luna que no están en poder de la NASA
Pertenecieron al ingeniero Joey Healy, que trabajó para las misiones Apolo. Los fragmentos fueron recogidos por los astronautas y se los regalaron cuando se jubiló. ¿El precio base? 50 mil dólares.
Por Kenneth Chang.
El objeto del remate es una pieza amarillenta compuesta de masilla epoxi con forma de roca que, supuestamente, contiene el material más raro que se pueda encontrar sobre la faz de la tierra: fragmentos de la Luna. Se trata de un regalo que le hicieron a Joey Healy cuando se jubiló de su cargo de ingeniero en el Laboratorio de Recepción Lunar de la NASA. Healy, que murió hace diez años, había trabajado para las misiones Apolo. Los fragmentos son diminutos, pero constituyen la muestra más grande de roca lunar que alguna vez se haya puesto a la venta, al menos legalmente. “La pieza tiene magia: es de la luna,” dice, orgullosa, Margaret Davis, hija de Joey y vendedora de la pieza (www.lelands.com/bid.aspx?lot=402&auction=311), cuya subasta, con un precio base de 50 mil dólares termina hoy.
La NASA, sin embargo, no pone las manos en el fuego. En 1999, la agencia espacial examinó las muestras con un microscopio y declaró que “las partículas sometidas a las pruebas no exhibían ninguna característica que se pudiera asociar con el suelo lunar” y que no se podría realizar un análisis más exhaustivo sin correr el riesgo de destruir la pieza. Hasta el martes, nadie había hecho ninguna oferta. “Los verdaderos interesados recién aparecen en el último día de los remates”, dijo Bruce Mauro, gerente de adquisiciones de Leland’s, la casa de remates de Seaford, de Nueva York, Estados Unidos, a cargo de la subasta. El remate se puede ver en la página www.lelands.com haciendo click en el link “Americana” y, luego, ingresando a la sección “Space”, donde también se ofrecen otros objetos.
En las tres décadas que transcurrieron desde los alunizajes de la serie Apolo, la NASA conservó celosamente gran parte de los más de 400 kilos de roca lunar recogidos por los astronautas. La agencia espacial los considera “tesoros nacionales” y son propiedad del gobierno federal, aunque algunas pocas piezas fueron donadas a gobiernos extranjeros. En septiembre, Estados Unidos le devolvió a Honduras una roca lunar que Nixon le había ofrendado a ese país en 1973, pero que luego fue robada y terminó en manos de un agente de la CIA. El año pasado, tres empleados del Centro Espacial Johnson de la NASA, en Houston, robaron una caja de seguridad que contenía rocas lunares con un valor estimado de entre 2,5 y 7 millones de dólares. Un cómplice que ofreció las rocas en Internet, terminó en la cárcel.
Los coleccionistas interesados en exhibir material lunar en sus vitrinas tuvieron que contentarse con rocas traídas por sondas soviéticas teledirigidas o con pedazos de ropa y equipos manchados con polvo lunar. En 1993, tres cristales de roca lunar recogidos por astronautas rusos se remataron a 442.500 dólares. Cuando Healy se jubiló en 1970, sus colegas tomaron unos fragmentos de una caja de rocas traídas por la misión Apolo 11 y las unieron con masilla epoxi, dándoles forma de roca lunar. Poco después, administradores de la NASA enviaron memos a sus empleados diciéndoles que no regalaran muestras lunares, pero nadie le pidió a Healy que devolviera su regalo. “Lo guardaba en una caja de zapatos, y cuando no andaba por ahí mostrándoselo a alguien, lo tenía escondido debajo de su cama”.
Cuando Healy murió, la roca de epoxi con fragmentos lunares pasó a manos de su hija, que la guardó en una caja de seguridad. Pensó en donarla a un museo local, pero antes quiso saber su valor, para poder desgravar impuestos. En 1999 se la envió a John Reznikoff, un agente de Connecticut, que le dijo que podía valer un millón de dólares. “Después vinieron las complicaciones con la NASA. Armaron un alboroto terrible”, dijo Reznikoff, quien explicó que cuando llamó a la NASA para hacer preguntas sobre la roca, la agencia decidió incautarla. En ese momento, Douglas Blanchard, vocero de la NASA, dijo: “Tenemos un inventario minucioso de todas las muestras lunares. Y como nunca nadie autorizó a extraer muestras de una misión, es evidente que, en algún momento, se cometió un acto de felonía”.
Finalmente, después de un análisis inconcluso, la NASA devolvió la pieza. Gavin Lentz, un abogado de Filadelfia que representa a Margaret Davis, dijo que le escribió a la NASA hace un año y medio advirtiéndole sobre los planes de Davis de vender la pieza y dijo que la NASA no había puesto ninguna objeción. Ahora que la economía norteamericana se está recuperando, Reznikoff y Davis decidieron que era un buen momento para venderla y se la dieron a Leland’s. Davis, que es trabajadora social, dijo que la venta le ayudaría a pagar las deudas generadas por la educación de sus hijos. “No me puedo dar el lujo de tenerla. Me encantaría, pero no puedo. Tendría que exhibirla en una mesa ratona y tendría miedo de que alguien se la llevara. Además, ¿cómo hago para repartirla entre cuatro hijos?”
© The New York Times
Traducción de Claudia Martínez..."
Tomado de: Clarín.
"...SOCIEDAD
Rematan en Internet los únicos fragmentos de la Luna que no están en poder de la NASA
Pertenecieron al ingeniero Joey Healy, que trabajó para las misiones Apolo. Los fragmentos fueron recogidos por los astronautas y se los regalaron cuando se jubiló. ¿El precio base? 50 mil dólares.
Por Kenneth Chang.
El objeto del remate es una pieza amarillenta compuesta de masilla epoxi con forma de roca que, supuestamente, contiene el material más raro que se pueda encontrar sobre la faz de la tierra: fragmentos de la Luna. Se trata de un regalo que le hicieron a Joey Healy cuando se jubiló de su cargo de ingeniero en el Laboratorio de Recepción Lunar de la NASA. Healy, que murió hace diez años, había trabajado para las misiones Apolo. Los fragmentos son diminutos, pero constituyen la muestra más grande de roca lunar que alguna vez se haya puesto a la venta, al menos legalmente. “La pieza tiene magia: es de la luna,” dice, orgullosa, Margaret Davis, hija de Joey y vendedora de la pieza (www.lelands.com/bid.aspx?lot=402&auction=311), cuya subasta, con un precio base de 50 mil dólares termina hoy.
La NASA, sin embargo, no pone las manos en el fuego. En 1999, la agencia espacial examinó las muestras con un microscopio y declaró que “las partículas sometidas a las pruebas no exhibían ninguna característica que se pudiera asociar con el suelo lunar” y que no se podría realizar un análisis más exhaustivo sin correr el riesgo de destruir la pieza. Hasta el martes, nadie había hecho ninguna oferta. “Los verdaderos interesados recién aparecen en el último día de los remates”, dijo Bruce Mauro, gerente de adquisiciones de Leland’s, la casa de remates de Seaford, de Nueva York, Estados Unidos, a cargo de la subasta. El remate se puede ver en la página www.lelands.com haciendo click en el link “Americana” y, luego, ingresando a la sección “Space”, donde también se ofrecen otros objetos.
En las tres décadas que transcurrieron desde los alunizajes de la serie Apolo, la NASA conservó celosamente gran parte de los más de 400 kilos de roca lunar recogidos por los astronautas. La agencia espacial los considera “tesoros nacionales” y son propiedad del gobierno federal, aunque algunas pocas piezas fueron donadas a gobiernos extranjeros. En septiembre, Estados Unidos le devolvió a Honduras una roca lunar que Nixon le había ofrendado a ese país en 1973, pero que luego fue robada y terminó en manos de un agente de la CIA. El año pasado, tres empleados del Centro Espacial Johnson de la NASA, en Houston, robaron una caja de seguridad que contenía rocas lunares con un valor estimado de entre 2,5 y 7 millones de dólares. Un cómplice que ofreció las rocas en Internet, terminó en la cárcel.
Los coleccionistas interesados en exhibir material lunar en sus vitrinas tuvieron que contentarse con rocas traídas por sondas soviéticas teledirigidas o con pedazos de ropa y equipos manchados con polvo lunar. En 1993, tres cristales de roca lunar recogidos por astronautas rusos se remataron a 442.500 dólares. Cuando Healy se jubiló en 1970, sus colegas tomaron unos fragmentos de una caja de rocas traídas por la misión Apolo 11 y las unieron con masilla epoxi, dándoles forma de roca lunar. Poco después, administradores de la NASA enviaron memos a sus empleados diciéndoles que no regalaran muestras lunares, pero nadie le pidió a Healy que devolviera su regalo. “Lo guardaba en una caja de zapatos, y cuando no andaba por ahí mostrándoselo a alguien, lo tenía escondido debajo de su cama”.
Cuando Healy murió, la roca de epoxi con fragmentos lunares pasó a manos de su hija, que la guardó en una caja de seguridad. Pensó en donarla a un museo local, pero antes quiso saber su valor, para poder desgravar impuestos. En 1999 se la envió a John Reznikoff, un agente de Connecticut, que le dijo que podía valer un millón de dólares. “Después vinieron las complicaciones con la NASA. Armaron un alboroto terrible”, dijo Reznikoff, quien explicó que cuando llamó a la NASA para hacer preguntas sobre la roca, la agencia decidió incautarla. En ese momento, Douglas Blanchard, vocero de la NASA, dijo: “Tenemos un inventario minucioso de todas las muestras lunares. Y como nunca nadie autorizó a extraer muestras de una misión, es evidente que, en algún momento, se cometió un acto de felonía”.
Finalmente, después de un análisis inconcluso, la NASA devolvió la pieza. Gavin Lentz, un abogado de Filadelfia que representa a Margaret Davis, dijo que le escribió a la NASA hace un año y medio advirtiéndole sobre los planes de Davis de vender la pieza y dijo que la NASA no había puesto ninguna objeción. Ahora que la economía norteamericana se está recuperando, Reznikoff y Davis decidieron que era un buen momento para venderla y se la dieron a Leland’s. Davis, que es trabajadora social, dijo que la venta le ayudaría a pagar las deudas generadas por la educación de sus hijos. “No me puedo dar el lujo de tenerla. Me encantaría, pero no puedo. Tendría que exhibirla en una mesa ratona y tendría miedo de que alguien se la llevara. Además, ¿cómo hago para repartirla entre cuatro hijos?”
© The New York Times
Traducción de Claudia Martínez..."
Tomado de: Clarín.
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