¿Manifestaciones "no politicas"? ¿Antimanifestaciones que dejan desolados a sitios generalmente poblados de multitudes? Toda una nueva tendencia, tan curiosa como inexplicable, aparentemente motorizada a través del correo electrónico.
"TENDENCIAS
Un nuevo tipo de manifestación "no política" invade las grandes ciudades del mundo
Se llaman “Flash mobs” y reúnen multitudes en lugares determinados para realizar breves performances y evaporarse sin dar explicaciones. Ya se vieron en Nueva York, Londres, Berlín y París. Las organizan por e-mail.
Por Leander Caney.
Las “flash mobs”, cuya traducción aproximada al castellano es “multitudes relámpago”, surgieron en Nueva York, Estados Unidos, hace poco más de un mes, pero ya se están reproduciendo a toda velocidad en no menos de 40 ciudades del mundo. ¿De qué se trata, exactamente, el nuevo fenómeno? Es sencillo: una multitud de desconocidos se reúne repentinamente en un lugar predeterminado de alguna gran ciudad, monta una especie de “performance” o representación teatral y, así como llegaron, los participantes de van, sin dar explicaciones.
La primera de todas las “flash mobs” se realizó en junio, en la megatienda Macy’s, en el centro de Manhattan. Una persona que se hacía llamar Bill envió un e-mail en cadena invitando a una determinada cantidad de personas a reunirse en el sector dedicado a la venta alfombras, ubicado en el noveno piso de la tienda. Finalmente, unas cien personas se presentaron espontáneamente en el lugar y se pusieron a vociferar opiniones de toda laya sobre una pila de alfombras. Al rato se fueron, sin rendir a los sorprendidos empleados una mísera cuenta sobre lo actuado.
Desde entonces, diferentes “flash mobs” irrumpieron casi a diario en distintas ciudades de todo el mundo, entre ellas, Boston, Nashville, Roma, Singapur, Amsterdam y París. En Gran Bretaña, ya se organizaron eventos de este tipo en Birmingham, Sheffield, Dublin y, por supuesto, en Londres, la capital. Pero el furor de la tendencia se concentra en los EE.UU. y, dentro de la Unión Europea, muy especialmente, en Alemania, donde ya se planificaron encuentros por el estilo en más de 20 ciudades, todos programados por correo electrónico.
Hasta el momento, la mayoría de las “flash mobs” fueron caprichosas. A diferencia de las protestas antiglobalizadoras realizadas en Seattle, EE.UU., y Génova, Italia, las “flash mobs” no tienen fines políticos. En San Francisco, EE.UU., cientos de personas se pusieron a caminar en círculo durante un rato. En Dortmund, Alemania, una multitud invadió una tienda y todos sus miembros, simultáneamente, se pusieron a comer una banana. Evidentemente, en gran parte, el atractivo de las “flash mobs” reside en su naturaleza inexplicable.
“No sólo no las controla nadie, sino que nadie parece entenderlas”, dijo Sean Savage, un diseñador de páginas de Internet de San Francisco que registró la tendencia en su weblog, www.cheesebikini.com. A pesar de su creciente difusión, algunos temen que las “flash mobs” pierdan su atractivo, porque algunas de ellas, como la que se organizó la semana pasada en Berlín, Alemania, atraen a más periodistas y policías que a personas comunes. “Si la gente sigue repitiendo cosas que ya se hicieron, como irrumpir en negocios o hacer rondas en la calle, el tema va a perder fuerza”, dijo Savage.
Al parecer, a un manifestante “antimanifestación” anónimo se le ocurrió una idea novedosa: después de asistir a una “flash mob” celebrada en Minneapolis, EE.UU., sugirió un esfuerzo coordinado para, en lugar de inundar de gente un determinado lugar, dejarlo completamente vacío, abandonarlo. “En otras palabras, propongo todo lo contrario a lo que proponen los proyectos de manifestación. Los partidarios de la ‘antimanifestación’ queremos abandonar, durante un tiempo equis, un lugar que está permanentemente lleno”, dijo.
Después de criticar sin atenuantes de la mentalidad de los “flash mobers” y su excesiva dependencia al guión pautado online, el hombre sugirió que, “si la gente participara de nuestro abandono, el repentino aspecto fantasmal de, por ejemplo, la Grand Central Station de Nueva York sería escalofriante”. Además, recalcó que “la antimanifestación exige tan poco a sus participantes que, si nosotros dejamos el mismo lugar al mismo tiempo, seremos muchos más, porque, al vernos correr, las otras personas que estén en el lugar, participarían de la movida”.
© The Guardian
Traducción de Claudia Martínez..."
Fuente: Clarin
"TENDENCIAS
Un nuevo tipo de manifestación "no política" invade las grandes ciudades del mundo
Se llaman “Flash mobs” y reúnen multitudes en lugares determinados para realizar breves performances y evaporarse sin dar explicaciones. Ya se vieron en Nueva York, Londres, Berlín y París. Las organizan por e-mail.
Por Leander Caney.
Las “flash mobs”, cuya traducción aproximada al castellano es “multitudes relámpago”, surgieron en Nueva York, Estados Unidos, hace poco más de un mes, pero ya se están reproduciendo a toda velocidad en no menos de 40 ciudades del mundo. ¿De qué se trata, exactamente, el nuevo fenómeno? Es sencillo: una multitud de desconocidos se reúne repentinamente en un lugar predeterminado de alguna gran ciudad, monta una especie de “performance” o representación teatral y, así como llegaron, los participantes de van, sin dar explicaciones.
La primera de todas las “flash mobs” se realizó en junio, en la megatienda Macy’s, en el centro de Manhattan. Una persona que se hacía llamar Bill envió un e-mail en cadena invitando a una determinada cantidad de personas a reunirse en el sector dedicado a la venta alfombras, ubicado en el noveno piso de la tienda. Finalmente, unas cien personas se presentaron espontáneamente en el lugar y se pusieron a vociferar opiniones de toda laya sobre una pila de alfombras. Al rato se fueron, sin rendir a los sorprendidos empleados una mísera cuenta sobre lo actuado.
Desde entonces, diferentes “flash mobs” irrumpieron casi a diario en distintas ciudades de todo el mundo, entre ellas, Boston, Nashville, Roma, Singapur, Amsterdam y París. En Gran Bretaña, ya se organizaron eventos de este tipo en Birmingham, Sheffield, Dublin y, por supuesto, en Londres, la capital. Pero el furor de la tendencia se concentra en los EE.UU. y, dentro de la Unión Europea, muy especialmente, en Alemania, donde ya se planificaron encuentros por el estilo en más de 20 ciudades, todos programados por correo electrónico.
Hasta el momento, la mayoría de las “flash mobs” fueron caprichosas. A diferencia de las protestas antiglobalizadoras realizadas en Seattle, EE.UU., y Génova, Italia, las “flash mobs” no tienen fines políticos. En San Francisco, EE.UU., cientos de personas se pusieron a caminar en círculo durante un rato. En Dortmund, Alemania, una multitud invadió una tienda y todos sus miembros, simultáneamente, se pusieron a comer una banana. Evidentemente, en gran parte, el atractivo de las “flash mobs” reside en su naturaleza inexplicable.
“No sólo no las controla nadie, sino que nadie parece entenderlas”, dijo Sean Savage, un diseñador de páginas de Internet de San Francisco que registró la tendencia en su weblog, www.cheesebikini.com. A pesar de su creciente difusión, algunos temen que las “flash mobs” pierdan su atractivo, porque algunas de ellas, como la que se organizó la semana pasada en Berlín, Alemania, atraen a más periodistas y policías que a personas comunes. “Si la gente sigue repitiendo cosas que ya se hicieron, como irrumpir en negocios o hacer rondas en la calle, el tema va a perder fuerza”, dijo Savage.
Al parecer, a un manifestante “antimanifestación” anónimo se le ocurrió una idea novedosa: después de asistir a una “flash mob” celebrada en Minneapolis, EE.UU., sugirió un esfuerzo coordinado para, en lugar de inundar de gente un determinado lugar, dejarlo completamente vacío, abandonarlo. “En otras palabras, propongo todo lo contrario a lo que proponen los proyectos de manifestación. Los partidarios de la ‘antimanifestación’ queremos abandonar, durante un tiempo equis, un lugar que está permanentemente lleno”, dijo.
Después de criticar sin atenuantes de la mentalidad de los “flash mobers” y su excesiva dependencia al guión pautado online, el hombre sugirió que, “si la gente participara de nuestro abandono, el repentino aspecto fantasmal de, por ejemplo, la Grand Central Station de Nueva York sería escalofriante”. Además, recalcó que “la antimanifestación exige tan poco a sus participantes que, si nosotros dejamos el mismo lugar al mismo tiempo, seremos muchos más, porque, al vernos correr, las otras personas que estén en el lugar, participarían de la movida”.
© The Guardian
Traducción de Claudia Martínez..."
Fuente: Clarin
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