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martes, noviembre 16, 2004

?Status Project?: identidades falsas o alternativas para cruzar fronteras (de cualquier tipo)

"...ARTE / INTERNET

?Status Project?: identidades falsas o alternativas para cruzar fronteras (de cualquier tipo)


Dos artistas ingleses se sirven de las tecnologías vinculadas a la administración pública y las corporaciones para cuestionar el status quo. En Internet, crearon una hoja de ruta que habilita a todo tipo de indeseables a violar las fronteras de un país o los sistemas bancarios.

Por Elizabeth Bard.
conexiones@claringlobal.com.ar

?El Status Project aspira a ayudar a quienes buscan un cambio. Por ejemplo, pasar de la indigencia a una carrera en la gestión bancaria, o de la identidad legal de una mujer estadounidense de 32 años a la de adolescente pakistaní de sexo masculino?, dice la convocatoria del Nuevo Museo de Arte Contemporáneo en Chelsea, Inglaterra. Así, dos artistas británicos, Heath Bunting y Kayle Brandon, compilan una base de datos que analiza elementos de la situación legal de las personas en Gran Bretaña para que cada uno pueda crearse una nueva identidad a partir de información reunida en Internet.

Los libros de historia del arte hablan mucho sobre la identidad falsa o alternativa; desde los clásicos bíblicos de Rembrandt hasta los fotogramas de películas de Cindy Sherman, los artistas han experimentado siempre con el disfraz y la metamorfosis. Lamentablemente para Bunting y Brandon, los libros de derecho también versan sobre el tema. En su forma final, su proyecto podría ser considerado la peor pesadilla del Departamento de Seguridad Interior: una hoja de ruta que habilita a todo tipo de indeseables a violar las fronteras de un país, los sistemas bancarios o los clubes de clientes de supermercados.

Sin mencionar ninguna ley específica que los artistas podrían estar violando, Amy Goldrich, abogada consultada por el Nuevo Museo, dijo que después del 11 de septiembre la tolerancia con los documentos de identidad falsa desapareció totalmente. ?Puede significar meterse en un problema muy serio?. Y no es la única que lo ve de este modo. ?Probablemente no podríamos mostrar este proyecto una vez terminado,? dijo Rachel Greene, curadora de la exposición y directora ejecutiva de Rhizome.org, un portal de arte de nuevos medios. ?Legalmente sería demasiado complejo.?

Por ahora, el sitio web de Bunting y Brandon para jugar con la identidad, conocido como Status Project no parece particularmente peligroso. Ofrece algo semejante a un mapa modificado del Subte de Londres con un puñado de puntos superpuestos, cada uno correspondiente a una forma de categoría jurídica (por ejemplo, ?ciudadano británico?) o de categoría social (?pobre?). Una serie de esquemas de árbol asignan incluso jocosamente una categoría jurídica anterior al momento del nacimiento: ?pensado por mi madre.?

La base de datos usa las normas de la lógica formal para definir las relaciones entre las categorías; por ejemplo, ?Si usted es dador de sangre, entonces no se inyecta drogas, no toma antibióticos, no es prostituta, no es gay ni se ha hecho un piercing en el último año.? Pero el proyecto no es simplemente una dramatización de disfraces conceptual, un juego de simulación social del mundo del arte. También constituye un llamado a una consideración más matizada de la identidad y las fronteras en el clima político posterior al 11 de septiembre. En cierto modo, los dos artistas intentan decir con todas sus fuerzas que no es tan simple saber la diferencia entre ?nosotros? y ?ellos.?

?Ayer empecé a trabajar en una lista de famosos de alto nivel,? dijo Bunting por teléfono desde Bristol, Inglaterra. Espera encontrar los indicadores sociales o legales que definen esa categoría ?quizá la inclusión en la lista de mejor vestidos de la revista People, o la protección de personal de seguridad en la alfombra roja de los Oscars. Tal vez no sea una amenaza contra la seguridad, pero el Status Project hace algunas promesas arriesgadas. En el sitio Web, una especie de manifiesto titulado ?Propuesta? dice que a medida que el proyecto vaya desarrollándose ofrecerá una guía práctica para obtener un pasaporte. (Se puede empezar, sugieren los artistas, adquiriendo varias categorías de poca monta como la titularidad de tarjetas de supermercado o de socios de videoclub).

Bunting y Brandon ya comenzaron a adquirir personalidades falsas, en algunos casos gracias al trabajo de colegas artistas. Él tiene una tarjeta internacional de estudiante que obtuvo del sitio Web de la artista mexicana Minerva Cuevas. Cuevas emite tarjetas a través de su ?Mejor Vida Corporation?, una empresa sin fines de lucro que creó para cuestionar el capitalismo de mercado. Los poseedores de tarjetas de estudiante tienen derecho a descuentos en las entradas de museos y en los pasajes aéreos. Bunting utilizó la tarjeta de estudiante para conseguir un pase en el ferrocarril británico. El Status Project partió de BorderXing, un encargo realizado en 2002 para la Tate Gallery de Londres, donde Bunting, 37 y Brandon, 28, documentaron las migraciones ilegales que hicieron por las fronteras europeas.

?Siempre quise ser nómade?, dijo Bunting. Le gusta viajar ligero de equipaje, a menudo sin ninguna muda de ropa y sólo algunos elementos básicos: una navaja, un diario, un pasaporte. El sitio Web BorderXing ofrece fotos, rutas sugeridas y consejos para eludir a las autoridades. En el Nuevo Museo hay una exposición de diapositivas de las vacaciones que muestran el viaje de la pareja, que también pueden verse online. Pese a la provocación política que implica, el proyecto mantiene su halo de peregrinaje ?estar cerca de la tierra, sacarse de encima la carga de la nacionalidad y la pertenencia a un Estado, simplemente poner un pie delante del otro y avanzar.

?Cuando decimos que se puede cambiar la identidad o desaparecer, todos paran la oreja,? dijo Bunting. ?Quieren que sea un servicio; a mí me gustaría que fuera más un juego, un truco de mago.? El proyecto en definitiva será una guía para obtener otra situación, pero no solo una situación legal, dijo Brandon. ?Matrix?, el film de culto de 1999, no es una mala comparación. Presentaba un mundo en el que la realidad era un juego, y solamente unos pocos individuos afortunados estaban desenchufados y podían ver el sistema tal como era. Es cierto que entre una tarjeta de estudiante y un pasaporte falso hay un largo camino, pero Bunting admite con franqueza el potencial más siniestro del proyecto. ?Éste es un sistema de conocimiento que puede usarse como arma,? dijo. ?¿Se usará de esa manera? Es lo mismo que darle a la gente un plano de calles. Podría servir para preparar robos o disturbios, pero también nos ayuda a caminar.?

El Status Project plantea una incógnita más amplia: cuando los instrumentos de la vida cotidiana, como Internet o los documentos de identidad, se convierten en instrumentos del arte, ¿dónde se traza el límite entre ambos? Los artistas no tuvieron que ir muy lejos para encontrar ejemplos de esta desaparición del límite entre el arte y sus consecuencias en la vida real. Bunting no pudo asistir a la inauguración de ?Las Reglas del Crimen? el 18 de septiembre por problemas con su visa. En 1991, cuando viajaba para pronunciar una conferencia en Los Angeles, empleados de la aduana de Estados Unidos lo mandaron de vuelta en la frontera canadiense cerca de Ottawa porque sospecharon al ver a un hombre que viajaba sin ningún bolso.

Dos días más tarde, trató de cruzar por Vancouver y le dijeron que estaba intentando de entrar al país por un punto con menor vigilancia, lo que se considera un delito grave. Le prohibieron ingresar a los Estados Unidos en forma permanente. En marzo, el Nuevo Museo solicitó una Autorización de Visa Extraordinaria 0-1 (artes, cine o televisión) para Bunting, que todavía está en trámite. ?Me considero a mí mismo un combatiente,? dijo. ?El artista no solo mira. Lo que está a nuestro alcance no es sólo la percepción de la realidad, es la realidad misma.? ¿Y qué hay de la situación de Bunting y Brandon como artistas? En el caso de Bunting, es un arma de doble filo. Confinar su trabajo al marco de un museo le ofrece protección y a la vez cierta impotencia. ?Es como si agarraran gente con ideas peligrosas y provocativas y la metieran en un container de paredes blancas,? dijo.

(c) The New York Times.
Traducción de Cristina Sardoy..."

Tomado de: Clarín.
 
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