Para mi el mate amargo es un vicio que no puedo dejar. Pero jamás pensé que mi vicio se convirtiera: ¡en algo fashion!

"...SOCIEDAD

Insólito: ahora, tomar mate es ?fashion?

Varios cafés y restaurantes porteños venden el ?kit? (agua, bombilla y termo) a $4 promedio. Aunque la idea nació para atraer a los turistas, la mayor aceptación la tiene entre los clientes argentinos.

Por Lorena Bassani. De la Redacción de Clarín.com
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Desde la cabecera de la mesa del bar una joven vestida de fiesta grita desaforada: ?Dame un mate, che?. En medio de su numerosa ronda de amigos, la chica se queja porque ?hace mucho que no le toca uno amargo? y pone cara de ofendida. Sus amigos la escuchan y deciden, cómplices, volver a saltearla en la ronda. Más tarde llaman a la camarera y vuelven a pedir ?agua caliente?. Están cómodamente sentados en uno de esos lugares ?fashion? de la ciudad que, desde hace unos meses, completan sus cartas con un ?trago amargo? (o dulce, total sobre gustos...) que ya se convirtió en la vedette de la merienda. Así, el ritual del mate, arribó silenciosamente a los bares porteños.

Entusiasmados, los dueños de estos bares dicen que la mateada ?está a full?. Y no es difícil escuchar de los empleados frases grandilocuentes: ?Acá se preparan entre 100 y 150 mates por día?, ?La gente llega y tiene que anotarse para conseguir una mesa? o ? ?Algunos esperan más de una hora para sentarse a matear?. Damacia, dueña de Cumaná, uno de los locales que desde hace 6 años ofrece mateadas en Rodríguez Peña al 1200, da algunas precisiones sobre este furor autóctono: ?Empezó como algo informal y simpático pero ahora nos sorprende la salida que tiene? dice.

A simple vista es fácil detectar que esta vieja costumbre ganó un lugar en las cartas de los bares con el objetivo de cautivar a la creciente troupe de extranjeros, siempre dispuestos a probar cuanto producto regional les ofrezcan. ?A los turistas les encanta porque es algo desconocido para ellos?, cuenta una de las camareras de Cumaná. ?El problema es que hay que tomarse la molestia de explicarles todo, desde cómo chupar la bombilla hasta cómo poner la yerba?. Pero los extranjeros fueron sólo el comienzo de esta movida y hoy el mate dejó de ser patrimonio exclusivo de los hogares argentinos para convertirse, también, en uno hábito de bares.

Según cuenta Alejandra Comparatore, dueña de "El federal" (Serrano al 1500), ?surgió como una forma de respuesta a la búsqueda de lo nuestro, después de la devaluación? y también como una cuestión de carencias. ?La gente a la que le gustaba tomar mate en sus casas no tenía la opción de hacerlo fuera de ella?, explica. Y otra vez el tema de la bombilla parece ser obligado: ?Teníamos miedo que la gente no se adapte a compartirla, porque tiene una historia higiénica muy particular, pero al final, se terminaron reenganchando? comenta la patrona de la pulpería. Desde ?El tranvía?, otro coqueto bar de la calle Santa Fe, Patricia Landolfi aclara que ?es súper asquerosa? con el tema de la limpieza y que, por eso, se toma el trabajo de poner bombillas descartables como servicio extra de su combo matero.

Entre los asiduos consumidores que se copan cada tarde con el matecito, los dueños de las nuevas pulperías porteñas tienen opiniones encontradas al respecto. Unos dicen que ?hay de todo y para todos los gustos?, otros comentan que los más materos ?son indiscutiblemente los jóvenes?, los menos aclaran que ?es una costumbre de estudiantes que pasan 5 o 6 horas en el local con sus ruedas de mate?. Algunos aseguran que hasta ?la gente más grande o los oficinistas se están incorporando poco a poco a la moda?, pero todos coinciden: ?Esto es algo que está en el aire, en el inconsciente colectivo de los argentinos, por eso es hay cada vez más bares o restaurantes que se pliegan a esta movida?.

El mate no sólo demostró que tiene vigencia, sino que, a fuerza de ser la costumbre más amiguera de los argentinos, hasta se puede confundir con una moda que cautiva y recluta cada vez más adeptos.

Fuente: Clarín.