Por Internet, un chico ingl?s encontr?a su padre, donante an?nimo de esperma
Por Internet, un chico ingl?s encontr?a su padre, donante an?nimo de esperma
Ricardo Roa
EDITOR GENERAL ADJUNTO DE CLARIN
rroa@clarin.com
Sorpresas te da Internet
El caso oscila entre lo fascinante y el asombro: empujado por la curiosidad m?s primitiva, la de su origen, un chico de quince a?os hijo de un donante an?nimo de esperma descubri?qui?n es su padre navegando por Internet. Hizo decodificar sus genes en una muestra de saliva y con esos datos busc?infatigablemente por diversos sitios geneal?gicos de la Red hasta identificar los de quien lo hab?a engendrado (ver "Por Internet..." de la secci?n Sociedad).
Las operaciones en Internet cambiaron, entre tantas cosas, las nociones del secreto y de la privacidad. Llegar a la informaci?n contenida en un archivo tradicional requiere siempre de un acceso f?sico. En Internet es diferente: aunque hay sofisticados sistemas de protecci?n, peri?dicamente las claves de seguridad son vulneradas. Muchos de esos hackers son chicos. El que encontr?a su padre biol?gico ?sigui?operaciones legales o viol?c?digos? Y en ese caso, ?es condenable que haya salteado normas para hallar la cara oculta de su origen?
Si estos procedimientos se multiplican, una cantidad inusitada de padres biol?gicos pero secretos deber?n afrontar la realidad de su identidad develada. Se abre as?otro universo de interrogantes. ?Qu?sucede si el hijo le reclama algo al padre, por ejemplo, su herencia? ?Qu?suceder?a con hombres con una familia consolidada que jam?s habr?an revelado la donaci?n de su esperma y que de pronto se encuentran frente a un hijo al que no consideran como tal?
Pero nadie puede negarle a un hijo la posibilidad de saber qui?n es su padre. Es un derecho natural. La tecnolog?a que permiti?primero la posibilidad de generar vida sin que medie un acto sexual, ahora propicia la posibilidad de identificar a quienes no quisieron ser identificados. La no identidad deseada por unos es la identidad deseada por otros. Y esa paradoja lo atraviesa todo.
Ricardo Roa
EDITOR GENERAL ADJUNTO DE CLARIN
rroa@clarin.com
Sorpresas te da Internet
El caso oscila entre lo fascinante y el asombro: empujado por la curiosidad m?s primitiva, la de su origen, un chico de quince a?os hijo de un donante an?nimo de esperma descubri?qui?n es su padre navegando por Internet. Hizo decodificar sus genes en una muestra de saliva y con esos datos busc?infatigablemente por diversos sitios geneal?gicos de la Red hasta identificar los de quien lo hab?a engendrado (ver "Por Internet..." de la secci?n Sociedad).
Las operaciones en Internet cambiaron, entre tantas cosas, las nociones del secreto y de la privacidad. Llegar a la informaci?n contenida en un archivo tradicional requiere siempre de un acceso f?sico. En Internet es diferente: aunque hay sofisticados sistemas de protecci?n, peri?dicamente las claves de seguridad son vulneradas. Muchos de esos hackers son chicos. El que encontr?a su padre biol?gico ?sigui?operaciones legales o viol?c?digos? Y en ese caso, ?es condenable que haya salteado normas para hallar la cara oculta de su origen?
Si estos procedimientos se multiplican, una cantidad inusitada de padres biol?gicos pero secretos deber?n afrontar la realidad de su identidad develada. Se abre as?otro universo de interrogantes. ?Qu?sucede si el hijo le reclama algo al padre, por ejemplo, su herencia? ?Qu?suceder?a con hombres con una familia consolidada que jam?s habr?an revelado la donaci?n de su esperma y que de pronto se encuentran frente a un hijo al que no consideran como tal?
Pero nadie puede negarle a un hijo la posibilidad de saber qui?n es su padre. Es un derecho natural. La tecnolog?a que permiti?primero la posibilidad de generar vida sin que medie un acto sexual, ahora propicia la posibilidad de identificar a quienes no quisieron ser identificados. La no identidad deseada por unos es la identidad deseada por otros. Y esa paradoja lo atraviesa todo.
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