"Le robamos todo a Moby Dick" - Wes Anderson habla de su nueva película

CINE: ENTREVISTA CON WES ANDERSON

"Le robamos todo a Moby Dick"

En Berlín, el director de "Los excéntricos Tenenbaum" habló con Clarín acerca de "Vida acuática", un filme de aventuras submarinas y otros misterios de la naturaleza humana, que se estrenó ayer.
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Diego Lerer. BERLIN. ENVIADO ESPECIAL
dlerer@clarin.com

A la manera de Max Fischer, el protagonista de su película Tres es multitud, Wes Anderson luce como un chico con ideas demasiado grandes dentro de una envase demasiado pequeño.

Flaquito, no muy alto, con el pelo largo y unos anteojos que califican alto en el ranking de cineastas "nerd" (pero no tanto como los de Todd Solondz, claro), el director de Los excéntricos Tenenbaum se asemeja a uno de esos geniecillos de laboratorio capaces de grandes invenciones y que observan el mundo exterior (digamos, el real) desde la curiosa óptica que dan unos lentes deformantes.

La nueva epopeya "deforme" de este cineasta de 35 años, nacido en Texas como Wesley Wales Anderson, se llama Vida acuática y se estrenó en la Argentina el jueves. Se trata de su película más grande y ambiciosa, es cierto, pero a la vez es la que genera mayor extrañeza y fascinación.

El filme cuenta la epopeya en la que se embarca Steve Zissou y su grupo de oceanógrafos (que, a la vez, filman sus viajes a la manera de Jacques Cousteau) cuando salen a la caza de un "tiburón-jaguar" que se comió a su amigo y compañero de aventuras a bordo del Belafonte.

La aventura a lo Moby Dick es, apenas, el punto de partida para que Anderson nos deleite con una nueva serie de personajes que mezclan delirio y tristeza, megalomanía y depresión clínica, humor bizarro y melancolía.

Personajes que incluyen un padre oceanógrafo y cineasta (Bill Murray), su esposa (Anjelica Huston) su "posible" hijo piloto (Owen Wilson), un ingeniero alemán (Willem Dafoe), una periodista embarazada (Cate Blanchett), el malvado rival (Jeff Goldblum), además de varias criaturas submarinas, piratas asiáticos, productores de cine y un marinero brasileño llamado Pelé que, acompañado con su guitarra acústica, canta canciones de David Bowie en portugués.

Hablando a una velocidad crucero y mientras el frío de Berlín amenaza colarse por las ventanas del muy elegante Hotel Ritz-Carlton, el chico grande que bien podría definir una canción de M. Ward ("Sólo se ríe cuando está triste/Y está triste todo el tiempo./Así que se ríe toda la noche y todo el día también") habló con Clarín de su cine, ya un verdadero culto para iniciados.

En la película parece que pusiste toda la carne al asador: los personajes, la aventura, el drama, el estilo. ¿Nunca tuviste miedo de que todo eso fuera demasiado?

Podía haberla hecho más simple, es cierto, pero tomé la decisión de poner todo porque tenía muchas ideas y no quería arrepentirme luego de haber dejado afuera alguna buena. Algunos pueden sentir que es demasiado, pero esa es mi elección.
Es la primera película tuya en la que no contaste con Owen Wilson como coguionista. ¿Cómo fue la experiencia?

El problema con Owen es que, en cada película que hacíamos, él tenía menos tiempo para escribir. En Los excéntricos Tenenbaum, por ejemplo, participó muy poco. Está muy ocupado actuando, es su prioridad. Con Noah Baumbach somos amigos, y yo lo ayudé en un guión suyo (The Squid and the Whale, que en enero pasó por Sundance). Trabajando juntos ahí nos dimos cuenta que teníamos muchas ideas en común. Un día le pedí que me ayudara con este guión, que yo había empezado hacía mucho tiempo, pero lo había dejado en el camino. Nuestra manera de trabajar fue conversar e ir tomando notas. Con la rutina de Owen podíamos haber estado años para terminarlo, mientras que con Noah podíamos sentarnos a escribir todos los días. De todos modos, Owen igualmente siempre estuvo en el proyecto, como actor.

Eras fanático de Jacques Cousteau de chico, ¿no?

Era mi ídolo, su programa lo miraba todo el tiempo. Era genial, como un personaje de ficción, pero verdadero. Una estrella de cine creada por él mismo. De hecho, cuando empecé a escribir la historia, durante mi adolescencia, el personaje principal se llamaba Steve Cousteau. Pero pasaron doce años hasta que la terminé de escribir. A Owen le gustaba la idea y siempre me insistía para que no la abandonara. Pero si bien Cousteau es la inspiración para el universo de la película y para el personaje de Zissou, no me baso en su vida, sino en historias de gente que conozco y cosas así.

El estilo de la película ¿las vestimentas, el diseño, los personajes¿ es muy particular. ¿En qué te inspiraste?

Quería que tuvieran ropas divertidas. No olvides que, si bien son científicos y exploradores, son también estrellas de cine. Cousteau lograba que todos los integrantes de su barco, el Calypso, fueran personajes en sus filmes. Y yo busqué algo parecido. Por eso las gorras rojas y esos uniformes. El color predominante era el azul marino. Quería crear una cosa medio irreal, que la casa, el barco y la ropa tuvieran ese color.

¿Buscabas algo retro, que recordara a Cousteau?

En realidad el estilo de los tripulantes del Belafonte está dictado por su falta de dinero. A diferencia del look ultramoderno que tiene el equipo de su rival, el personaje que hace Jeff Goldblum, ellos se arreglan con lo que pueden. Pero no es un homenaje al estilo de Jacques Cousteau, ni busco una época determinada. Hay una combinación de cosas de épocas distintas, los 70, los 80. Los escenarios son pura invención, así que me podía tomar cualquier libertad. En cambio, los personajes son verdaderos, gente con la que te podrías identificar, y en ese sentido las relaciones sí son más realistas.

¿Tuviste que resignar cierta libertad creativa al trabajar con un presupuesto grande?

Tuve libertad en tanto fuera capaz de terminar la película... Tuve suerte, no muchos pueden tener la libertad que yo tuve para un presupuesto así. Es una película extraña para ser una gran producción. No es La maldición del Perla Negra, pero es grande para un filme personal. Lo que sucede es que también es una película de aventuras acuática y para hacer eso necesitaba dinero.

La literatura siempre es una inspiración para tus películas, y en esta parece que "Moby Dick" debe haber sido clave...

Básicamente le robamos todo el concepto... Pero no tiene otros referentes literarios aparte de ese. Los excéntricos Tenenbaum tenía a J.D. Salinger y a Edith Wharton, y la nueva que estoy preparando tiene a Graham Greene, pero aquí la inspiración viene más de películas de Federico Fellini como Ocho y medio, La noche americana, de Fran»cois Truffaut, o los documentales del canal National Geographic.

Evidentemente, con Bill Murray encontraste tu musa. ¿Cómo fue su elección y la del resto del elenco?

Escribí el papel para Bill y él logra agregarle siempre esa cosa suya, entre salvaje y trágica, que no está en el guión. Bill siempre le pone su personalidad a todo, así que, claro, hay elementos suyos en Zissou. Anjelica y Owen también: escribí sus roles pensando en ellos. Los demás, no.

En tu carrera siempre tuviste éxitos, sin embargo los personajes de tus películas son todos fracasados. ¿Por qué es que te interesa tanto ese tema?

Trato de no pensar el cine en términos de éxito o fracaso, pero es un tema que me interesa en la vida. Todos hicimos cosas que no funcionaron y eso sale de ahí, y también de amigos y de gente que conozco.

También te obsesionan las grandes personalidades, esos tipos "más grandes que la vida"...

Siempre fue así. Me fascina la gente original, los visionarios, especialmente esos que tienen también grandes fallas y problemas en sus vidas. Personas grandiosas, pero con problemas como los de todos.